lunes, 7 de abril de 2008

Diderot y Catalina II: escenas de la Corte de Rusia. Léopold Sacher-Masoch


Diderot y Catalina II: escenas de la Corte de Rusia. Léopold Sacher-Masoch. Ed. Anagrama, Col. Compactos anagrama. Barcelona, España. 1971 (Biblioteca Luis Bota Sarmiento)

Se cuenta que, a pesar de la pobreza, Diderot era un hombre liberal y pródigo. No sabía negarse el placer de comprar libros, coleccionar grabados, adquirir miniaturas... No es de extrañarse, por tanto, que con tales gustos o pasatiempos, nuestro personaje fuera incapaz de reunir fortuna alguna.

En 1775 determinó vender su valiosa biblioteca con el fin de dotar a su hija, o al menos de asignarle o dejarle algo seguro, después de su muerte. Algo realmente digno de alabarse, si tomamos e consideración que los libros eran todo para él.

Sin encontrar comprador en su patria, Diderot decide ofrecérselos por 15,000 francos a la emperatriz Catalina de Rusia. Admirada la zarina por tan bello gesto del filósofo, de vender aquello que más quería para poder dar algo a su hija, decide comprar la biblioteca a Diderot.

Había una condición. Esa era de que el propio Diderot quedara como depositario de la misma hasta su muerte, con una pensión anual de mil francos. La pensión, por cosas muy sutiles de Catalina, Diderot no la recibe durante dos años. Más tarde, ella le entregaría 50 mil francos!

Diderot se dirige a Rusia, saliendo de París el 21 de mayo de 1773, pero no llega a San Petersburgo sino hasta el 21 de mayo de 1773, pues se queda un tiempo en La Haya, debido a una enfermedad que le sobreviniera y le obligara a retenerse.

En Rusia, Diderot es recibido por Catalina y su corte. Se vuelven grandes amigos, al menos grandes conversadores. El frío y otras cosas lo obligan a volver a Francia. A su regreso, se queda un tiempo en La Haya, en Holanda, donde pasa algunos meses y recoge numerosas observaciones sobre las finanzas, el comercio y la administración de este país. En base a lo anterior publica un libro llamado Viaje a Holanda.

También escribe sus impresiones acerca de Rusia, extractos de conversaciones que sostuviera con Catalina la Grande. Anotaciones, una a una, que fueron formando un grueso volumen de más de cuatrocientas páginas escritas, libro que permaneciera en L'Ermitage de Leningrado hasta el año de 1883. (Ignoro dónde se encuentre ahora).

Con base en este viaje Leopold Sacher Masoch escribe un divertido relato donde las escenas de amor, celos e intriga se suceden de manera vertiginosa. Sin dejar de lado la fuerza monumental de la mujer encarnada en la persona de Catalina y la pasividad amorosa y dominada de Diderot. Característica de toda la narrativa de Sacher Masoch. En este texto podemos encontrar una de las mejores satiras del poder, sus alcances y sin razones cuando se combina con la pasión.

"Diderot estaba sumido en estas reflexiones e inquietudes cuando la Zarina hizo su entrada. Estaba radiante de belleza, vestida de blanco de pies a cabeza, con un largo traje de seda del Atlas, larga cola y volantes de encaje blanco, un abanico blanco en la mano, diamantes alrededor del cuello y espolvoreados los bucles del cabello con blanco de nieve. Un solo provocativo detalle rompía la sinfonía en blanco. Al darse cuenta Diderot tuvo un estremecimiento y se sintió aterrorizado hasta lo más hondo de su alma."

miércoles, 2 de abril de 2008

El amor de Platón, Leopold von Sacher Masoch


El amor de Platón, Leopold von Sacher Masoch, el cuenco de plata, Buenos Aires, Argentina, 2004.

Mundialmente conocido por la novela La Venus de las pieles, Sacher Masoch es más célebre aún por la nomenclatura a una conducta sexual: el masoquismo; bautizada así en la Psicopatía Sexualis (1886), de Kraft-Ebing, quien se vale de la recurrente caractrística de el predominio de la voluntad de la mujer y la sumisión masculina, que abarca gran parte de la narrativa de este escritor, utilizando el apellido de éste para nombrar esta patología. Leopold Von Sacher-Masoch nació en el seno de una familia aristocrática en 1836 en Lviv, Lwow (nombre polaco) o Lemberg (nombre alemán), la cual perteneció a la provincia de Galitzia, dentro de las fronteras del Imperio Austrohúngaro -desde 1992 es territorio de la República de Ucrania, tras haber sido territorio polaco después de la Primera Guerra Mundial y de la URSS al término de la Segunda Guerra Mundial-, donde su padre era jefe de policía, un alto cargo en la administración del Imperio. Entre sus ascendientes se encuentran españoles. Estudió Derecho, Historia y Matemáticas en la ciudad austríaca de Graz. Tras doctorarse trabajó como profesor de Historia en su ciudad natal, para, posteriormente, dedicarse al periodismo y la literatura. Sus contemporáneos valoraron en él de forma especial sus excelentes ensayos sobre minorías étnicas austro-húngaras y su Galitzia natal. Es de destacar su simpatía por los judíos, lo que le valdría el agradecimiento de esta comunidad. Gozó del reconocimiento de contemporáneos de la talla de Zola, Ibsen y Victor Hugo.

Su serie de novelas El Legado de Caín estaba dedicada en un principio a tratar todos los grandes temas de la vida contemporánea: el amor, la propiedad, el Estado, la guerra, el trabajo y la muerte. Sacher-Masoch sólo pudo completar las series sobre el amor y la propiedad. La Venus de las Pieles (1870) era la quinta de una serie de obras sobre el amor -sólo pudo completar las del amor y la propiedad, del resto no quedan más que esbozos- y se convirtió al mismo tiempo en un escándalo y en un éxito en Francia por sus descripciones del tipo de apetencias y deseos que han inmortalizado el apellido de este autor: hacerse atar, azotar y humillar por una mujer corpulenta vestida con pieles, firmar un contrato como esclavo e incluso la incorporación de un tercer amante.

En sus novelas retrató a seres que gustaban de este tipo de prácticas sexuales. Sacher-Masoch era seguidor y partícipe, siendo de su agrado tanto el papel de víctima como dejarse cazar, típico de este comportamiento. Murió en 1885 de un ataque al corazón en la ciudad de Lindheim, en Hessen, y sus últimas palabras fueron "aimez moi"

El amor de Platón, pertenece al Legado de Caín y es una lúcida interpretación del Banquete de Platón, redactado en forma epistolar, el personaje, una suerte de alter ego, le va contando día a día a su madre los pormenores del proceso amoroso en su vida, motivo que le da oportunidad de reflexionar acerca de la calidad, origen y finalidad del amor, mismo que será ponderado, al igual que el filósofo griego, en su faceta espiritual, no ha de existir amor carnar que supere en belleza y sinceridad que el amor espiritual. Novela de dominios y engaños y con francos párrafos homosexuales, logra mostrar la doble cara del deseo: la carne y el espíritu.

"Primero me asusté, pero Anatol me miró con sus grandes ojos tan venerados y mi impresión se desvaneció...

Tomé sus manos y me las llevé a los labios y de nuevo me acongojó el mismo miedo en toda su crudeza. Sin embargo, esta vez me dio escalofríos con sólo pensar que podía echar a perder esa felicidad, y entonces dejé caer sus manos apresuradamente, cuando en rigor hubiera deseado seguir besándolas.

Me siento como transfigurado. No sé que será de mí.

En resumidas cuentas, he comenzado por amar a un hombre y voy a terminar adorando a una mujer."