miércoles, 26 de marzo de 2008

Dafnis y Cloe, Longo


Dafnis y Cloe, Longo. Premia Editora, Puebla, México, Col. Los brazos de lucas, 1983

La prosa en la literatura de la antigua Grecia fue un género utilizado más que todo en obras filosóficas, verbigracia la tenemos en los ya mencionados Diálogos platónicos. Empero la literatura (haciendo referencia al género narrativo en sí) también tuvo allí su acogida. Tenemos novelas que han sobrevivido hasta hoy como Efesíacas de Jenofonte de Éfeso; Babilónicas de Jámblico; Leucipa y Clitofonte de Aquiles Tacio y posiblemente Las Etiópicas o Teágenes y Cariclea de Heliodoro de Emesa. En este grupo encontramos la novela Dafnis y Cloe cuyo verdadero nombre en griego translitera así: Poimenika ta Kata Daphnin Kai Klohen (Los amores pastoriles de Dafnis y Cloe) escrita por el griego Longo. El autor nació en la isla de Lesbos el año 150 d.C., se dedicó principalmente a la sofística y su obra más importante fue Dafnis y Cloe. Murió en 230 d.C.. Su obra ha sido traducida en diversos idiomas,
entre ellos el castellano del cual existe una traducción realizada por Juan Valera y Alcalá Galiano(1824−1905).

Es importante después de aclarar algunos pormenores con referente al origen de la obra tocar fondo un poco con su argumento. El autor se encarga de hacernos una pequeña introducción al comienzo. Nos explica la inspiración que lo mueve a escribir la obra, una pintura en una cueva de Ninfas. Indaga el origen de ésta y de allí resultan los cuatro libros que componen la novela. Hace pasar al principio el hecho que va a relatar como verídico, aunque a ciencia cierta no se sabe si lo es o no, algo parecido a lo que hace Cervantes en el Quijote cuando evoca a aquel personaje de Cide Hamete Benengeli como el historiador que compuso su obra. Es un recurso estilístico bastante usual en la literatura griega porque en los Diálogos Platón exhibe sus teorías filosóficas como sucesos verídicos en los cuales intervienen Sócrates y otros personajes la mayoría reales, pero que no se descifra si estas conversaciones realmente se dieron o si son sólo ficción o artificio del autor para hacer una historia más amena.

Dafnis es encontrado por el pastor o cabrero Lamon. Sus padres lo habían abandonado al nacer, empero le habían dotado de ricas joyas y monedas para que le criase
cualquiera que le encontrara. Una cabra del rebaño de Lamon, compadeciéndose del pobre bebé que yacía solo en la cueva de las Ninfas le amamantó cual si fuera su propia madre y así el infante logró sobrevivir hasta que sorpresivamente fue hallado. Contrario a lo que se podría esperar, Lamon y su mujer Mirtale recibieron con no poco regocijo el hallazgo del niño, no porque viniera tan ricamente adornado sino porque no tenían hijos y decidieron adoptarle como hijo suyo escondiendo las alhajas por si en alguna ocasión Dafnis las llegase a necesitar. Cloe es dos años menor que Dafnis y su destino, que a la larga se uniría y vendría a ser uno solo con el de su amado, tuvo muchas coincidencias con el de él como haber sido igualmente abandonada por sus padres en la cueva de las Ninfas con muchas joyas. Allí el narrador quiere dar a saber de una vez como la vida de estos dos personajes va a estar siempre ligada, no sólo por su nacimiento sino también por su oficio pues Dafnis se hace cabrero y Cloe pastora, oficios que estuvieron muy de boga en la antigua Grecia porque las cabras y las ovejas eran criadas de forma artesanal para la producción de leche y lana respectivamente. A partir de ese momento, compartiendo los días y las tardes con su oficio, va naciendo entre ambos un genuino sentimiento amoroso, pero con tal inocencia que todo se vuelve un constante descubrimiento y aprendizaje: los besos, las caricias, los celos, la primera noche juntos, la lejanía, la ausencia, etc. Una novela de conocimiento propio y ajeno, el enamorado viendo al otro, viéndose en el otro, viéndose a sí mismo.

"No hay remedio, ni filtro, ni hechizo, ni canto, ni palabras que curen el mal de amor, como no sean los besos y abrazos y acostarse juntos y desnudos".

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