martes, 9 de septiembre de 2008

El Cuento Erótico en México, Recopilación de Enrique Jaramillo Levi


El Cuento Erótico en México, Recopilación de Enrique Jaramillo Levi, Editorial Diana, México, 1ª. Edición 1975, 429 pag.

En la década de los sesenta se publicó en la Editorial Orientación la Antología de la Poesía Erótica recopilada por Gustavo Sainz y Miguel Donoso, que incluía textos misceláneos entre prosa y poesía. Libro histórico al ser el primero que intenta reunir en un solo volumen obras o fragmentos de obras donde la expresión amorosa es la protagonista. Aunque el libro incluye textos de diferentes países y lenguas, la preponderancia cae sobre las obras escritas en lengua española. Años después el escritor panameño Enrique Jaramillo Levi publicaría dos antologías monumentales: El Cuento Erótico en México y La Poesía Erótica en México, este último en dos volúmenes. Sin estas obras sería imposible acercarse a la producción erótica breve en nuestro país, por lo demás una cultura de excesivo pudor y escasa liviandad. En la década de los setentas entra en auge el tema erótico gracias a la masiva publicación de clásicos de este género: Henry Miller, Georges Bataille, Pierre Klossowski, Marqués de Sade, Yukio Mishima; además de la aparición de la colección de Tusquets Editores, La Sonrisa Vertical, en España; y la colección Los Brazos de Lucas de la Editorial Premia, en México, concretamente en Puebla. Entre esta efervescencia México acepta estas obras. Prueba de ello es la aparición de nombres célebres ofreciendo obras de diferentes manufacturas e intensidades: Juan Rulfo, José Revueltas, Juan José Arreola, Edmundo Valadés, Carlos Fuentes, Salvador Elizondo, Juan García Ponce, Sergio Pitol, Jorge Ibargüengoitia, Amparo Dávila; y los para entonces jóvenes talentos: René Avilés Fabila, José Agustín, Gustavo Sainz, Juan Tovar, Jorge Arturo Ojeda, Héctor Manjarrez, Angeles Mastretta, Alberto Dallal. Todos ellos buscan en el tema erótico un sitio de expresión y lo apropian, le dan su sello de autoridad. La literatura mexicana busca desbordar la piel y las emociones, ofrecerse al otro y quedarse en él. Felices instantes cuando los escritores mexicanos hablaban del amor como Dios manda, o mejor, como dice Mario Benedetti, como Dios Sugiere.

“Epitalamio (Juan José Arreola)

La amada y el amado dejaron la habitación hecha un asco, toda llena de residuos amorosos. Adornos y pétalos marchitos, restos de vino y esencias derramadas. Sobre el lecho revuelto, encima de la profunda alteración de las almohadas, como una nube de moscas flotan palabras más densas y cargadas que el áloe y el incienso. El aire está lleno de te adoro y de paloma mía.

Mientras aseo y pongo en orden la alcoba, la brisa matinal orea con su lengua ligera pesadas masas de caramelo. Sin darme cuenta he puesto el pie sobre la rosa en botón que ella llevaba entre sus pechos. Doncella melindrosa, me parece que la oigo cómo pide mimos y caricias, desfalleciente de amor. Pero ya vendrán otros días en que quedará sola en el nido, mientras su amado va a buscar la novedad de otros aleros.

Lo conozco. Me asaltó no hace mucho en el bosque, y sin hacer frases ni rodeos me arrojó al suelo y me hizo suya. Como un leñador divertido que pasa cantando una canción obscena y siega de un tajo el tallo de la joven palmera.

Pág.43”

1 comentario:

@Gaviro_76 dijo...

Necesito cuentos eróticos sin llegar al lenguaje brusco, pornográfico, sino erótico y sensual.