viernes, 19 de septiembre de 2008

Speculum al Joder, Anónimo


Speculum al Joder, Anónimo. José J. de Olañeta Editor, Palma de Mallorca, España, 3ª. Edición, 2000. Col. Medievalia

Mientras el mundo del Oriente Medio tiene una larga tradición de obras eróticas y amorosas como Las mil y una noches o el jardín perfumado de Omar Ibn Muhammed Al- Nefzawi mejor conocido como el Jeque Nefzawi; la presencia árabe en España parecía haber transcurrido sin huella visible en este ejercicio literario. Todo parece indicar que la diferencia religiosa fue el más efectivo filtro para toda obra que tuviera el cuerpo como eje temático, sin importar que ésta fuera un tratado médico o una obra literaria. Entre los historiadores de occidente es unánime considerar como el único tratado amoroso de occidente el texto De coito de Arnau de Vilanova, más próximo a la metodología de Galeno e Hipócrates pero que deja entrever la misma soltura de pensamiento de los escritos árabes. Sin embargo la labor de estudiosos del siglo XX han devuelto a la luz manuscritos hispanoárabes que elaboran toda una cosmovisión poética y médica de la sexualidad. Este es el caso del texto cuyo título en el texto propiedad de la Biblioteca Nacional de Madrid es Speculum al foder, probablemente de fines del siglo XIV o principios del XV. Se puede dividir en tres partes: primera consejos terapéuticos e higiénicos para los hombres, segunda comportamiento de la mujer ante el amor y cánones de belleza y por último la descripción de una veintena de posiciones para el acto sexual. Aunque casi desconocido en México es una lectura profusa en interpretaciones e intensidades.

“En cuanto a la nobleza y a la belleza de las mujeres, se trata que tengan cuatro cosas muy negras: el pelo, las cejas, las pestañas y los ojos; cuatro cosas muy coloradas: las mejillas, la lengua, las encías y los labios; cuatro muy blancas: el rostro, los dientes, el blanco de los ojos y las piernas; cuatro muy estrechas: los orificios de la nariz y de lo oídos, la boca, los pechos y los pies; cuatro muy delgadas: las cejas, la nariz, los labios y las costillas; cuatro muy grandes: la frente, los ojos, los pechos y las nalgas; cuatro muy redondas: la cabeza, el cuello, los brazos y las piernas; y cuatro muy perfumadas: la boca, la nariz, las axilas y el coño.”


“Aquellos que hallan mucho gusto en el joder deben tomar mucha comida, vino, reposo, baños y buenos olores, como almizcle y sus semblantes, que es muy bueno para el corazón y el hígado. Si a éstos les sobreviene algún daño por joder, es por la complexión de sus miembros, que aunque sea débil, es caliente. Les socorres pues, con las viandas y medicinas más templadas, como trifera mayor y la medicina que se hace con la lengua del buey y compuesta con cilantro seco, achicoria dulce, incienso, “absticon” y cáscaras de alfóncigo; y usen emplastos de sándalos, de rosas, de membrillos, de manzanas y de mirto, con vino y con sus parecidos.”