viernes, 14 de marzo de 2008

Poemas Eróticos, Bertolt Brecht


Poemas Eróticos, Bertolt Brecht, Visor libros, Colección Visor de Poesía, 2a. Edición, Madrid, 2002


Mundialmente conocido por la calidad de su teatro, por la sensibilidad de sus poemas, canciones y baladas, Bertolt ofrece una faceta bastante desconocida en esta antología. En su producción teatral se puede apreciar una tendencia pedagógica y una significación social muy amplia, características que se trasladarán a parte de sus poemas, y aunque en general sus obras están pensadas para un público intelectual y atento, en la faceta erótica nos encontramos con un lirismo triunfal y radiante. Los poemas de este libro muestran una pluralidad de voces y registros, dándole al conjunto la apariencia de un altibajo pasional, un termómetro del deseo. Aunque por instantes pareciera tratarse de un largo monólogo, Brecht consigue que la claridad léxica penetre con arrojo el ánimo del lector, que se incruste en la piel y el oído. Acertadamente la editorial Visor ha incluido en su basto catálogo de títulos, obras eróticas de diferentes épocas y orígenes. Este es el 418 de la colección, edición bilingüe, pero con la falta de un buen prólogo, y estudio crítico. Pero como en todos los buenos autores es mejor que la obra hable por sí misma.


"¡Ay, casi se fundían
y él sintió: ella es mía!
Y la oscuridad la llama avivó.
Y ella sintió: solos estamos.
Y él su frente besó.
Pues ni era puta
ni serlo quería.
¡Oh, dulce juego de manos!
¡Oh, su corazón salvaje como nunca!
¡Que tenga él coraje!
Y ella la frente besa
pues ni era puta
ni cómo sabía..."

2 comentarios:

Pinchincho dijo...

Hola, ¿podrías subir el poema completo que citas al final de tu entrada? La verdad es que lo he buscado en varios sitios sin lograr encontrarlo; te lo agradecería mucho. Saludos.

erotofilo dijo...

Petición cumplida... Saludos!!

BALADA DE CASTIDAD EN DO SOSTENIDO O EL JOVEN Y LA VIRGEN

¡Ay, casi se fundían
y él sintió: ella es mía!
Y la oscuridad la llama avivó.
Y ella sintió: solos estamos.
Y él su frente besó.
Pues ni era puta
ni serlo quería.

¡Oh, dulce juego de manos!
¡Oh, su corazón salvaje como nunca!
¡Que tenga él coraje!
Y ella la frente besa
pues ni era puta
ni cómo sabía...

Y para no deshonrarla
se fue primero a una furcia
que a escupir le enseñó
y los gozos de la naruraleza.
Pues su cuerpo era ambrosía.
Entonces él, en absoluto asceta,
emitió un juramento.

Para apagar sus ardores
que él, inocente, le excitó
ella se cuelga de un duro
chaval, que de escrúpulos nada sabe.

(Y él la perfora
apoyado en la pared)
Pues su agarrón fue placer
y ella no era monja
y el deseo la despertó ahora.

Y él su cerebro ha alabado
pues había sido inteligente:
al sólo besarla en la frente
antaño, en el bendito mayo:
él como chulo, ella como furcia,
lo admiten con sonrojo en la frente:
¡Es sólo porquería!

Bertolt Brecht, poemas eróticos, Visor, 2002, Madrid, España.

Traducción de Miguel Angel Vega y Rafael Martín-Gaitero